Es la primera etapa de un proceso de integración económica entre países. Consiste en la eliminación de las barreras arancelarias y para-arancelarias a fin de facilitar y fomentar el intercambio comercial libre entre los países integrados. Los territorios de ellos forman, para efectos de su comercio recíproco, un solo cuerpo. Fluyen libremente las mercancías y los capitales. No hay limitaciones arancelarias entre ellos, aunque frente a terceros mantienen sus respectivos aranceles de aduanas. Posteriormente, cuando entre los países comprometidos en el proceso de integración se establece el arancel externo común, entonces se convierte a la zona de libre comercio en <unión aduanera y luego en <mercado común si también se unifican las políticas económicas, fiscales, monetarias, cambiarias, tributarias y laborales entre ellos, de modo que todos los factores de la producción puedan circular libremente.
La zona de libre comercio o zona de libre cambio supone la abolición de toda restricción cuantitativa y cualitativa al movimiento de mercancías procedentes de los países miembros de ella. No obstante lo cual, ellos conservan su plena libertad para fijar las reglas de su intercambio con países ajenos a la zona. Por tanto, las transacciones con los llamados “terceros países” no están sujetas a una reglamentación comunitaria. Esta es la diferencia fundamental entre la zona de libre intercambio y la unión aduanera, en la cual existe un arancel externo común para las transacciones con “terceros países”.
Y con respecto al <mercado común, que es una etapa más avanzada de la integración, la diferencia está principalmente en que los países de la zona conservan su absoluta libertad de legislar sobre todas las materias, cosa que no ocurre en el mercado común, en que ellos tienen que armonizar sus legislaciones y articular sus políticas en las materias vinculadas a la integración.
En este momento están en marcha varios procesos de integración subregional en América Latina, aunque con diversos grados de desarrollo y velocidad, tales como el Pacto Andino (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), el Mercado Común Centramericano, el CARICOM entre los países del Caribe, el Grupo de los Tres (Colombia, México y Venezuela), el Tratado de Libre Comercio (TLC) o N.A.F.T.A. (Canadá, Estados Unidos de América, México), el MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela), la Alianza del Pacífico, en marcha desde el 6 de junio del 2012, integrada por México, Colombia, Perú y Chile, a la que se adhirió Costa Rica en el 2013.
Sobre la base del acuerdo de libre comercio suscrito entre Estados Unidos y Canadá el 2 de enero de 1988, que entró en vigencia el primero de enero de 1989, y bajo la inspiración de la <Iniciativa para las Américas que propuso en junio de 1990 el presidente George Bush, con el planteamiento de nuevas formas de vinculación entre América Latina y los Estados Unidos basadas en la intensificación del comercio, en nuevas inversiones y en la solución del problema de la deuda, se suscribió el 12 de agosto de 1992 el Tratado de Libre Comercio (TLC) —llamado en inglés North American Free Trade Agreement (NAFTA)— entre Estados Unidos, Canadá y México.
Con ser muy importante por el tamaño de los Estados comprometidos —370 millones de habitantes y 6.5 billones de dólares de producción conjunta—, este no es, sin embargo, un proyecto de gran envergadura en materia de integración. Se propone solamente establecer una zona de libre comercio, como en efecto empezó a funcionar a partir del 1 de enero de 1994, pero sin ir más allá en el proceso integrador. Estados Unidos y Canadá tienen interés en producir más barato en México para mejorar su competitividad internacional. La integración ofrece esta ventaja: se puede producir donde es más barato hacerlo, independientemente de las fronteras nacionales. México, por su parte, busca asegurarse el mercado norteamericano y recibir caudalosas inversiones para dinamizar su economía y ampliar las posibilidades de empleo. Y todos ellos buscan en conjunto adquirir nuevos mercados fuera de su región.
Está en plena marcha también la conformación de la mayor zona de libre comercio del mundo, integrada por Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Japón, Corea del Sur, China, Taiwán, Tailandia, Malasia, Filipinas, Brunéi, Indonesia, Singapur, Papúa-Nueva Guinea, Australia, Nueva Zelandia y Hong Kong, aunque este último no es un Estado sino un territorio colonial inglés que se incorporó a China en 1997. Es el proceso de integración de los países de la cuenca del Pacífico para formar la zona de intercambio libre más grande del planeta. El llamado Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), al que concurrió la mayoría de los países del área, lo decidió en la reunión celebrada en Yakarta, capital de Indonesia, el 14 y 15 de noviembre de 1994. Allí se estableció el plazo de 25 años para alcanzar este objetivo. Este plazo tiene dos tramos: uno para los países industrializados, que deberán abrir sus mercados a partir del año 2010; y otro para los demás, fijado en el 2020.
Esta zona de libre comercio tiene extraordinarias potencialidades, no sólo porque junta a las primeras potencias comerciales del mundo y a los emergentes Estados del Asia sudoriental, sino porque los países comprometidos en el proyecto representan, en conjunto, más de la mitad del volumen de intecambio mercantil del mundo.
El 12 de diciembre de 1994, por iniciativa del presidente Bill Clinton de Estados Unidos, se reunieron en Miami 34 jefes de Estado y de gobierno de América Latina y el Caribe para establecer el Área de Libre Comercio de las Américas que debió empezar a funcionar en el año 2005. El propósito fue, según dijo en su discurso de apertura el gobernante norteamericano, alcanzar tres objetivos: “abrir los mercados y crear una zona de libre comercio en nuestro hemisferio, reforzar el movimiento hacia la democracia y dar a nuestras naciones la posibilidad de mejorar la calidad de vida para todos nuestros pueblos”. Pero las cosas no marcharon como estaban previstas. Los partidos de izquierda y los movimientos sociales latinoamericanos opusieron una tenaz resistencia al establecimiento de la zona de libre comercio. Y, entonces, el gobierno norteamericano optó por celebrar tratados bilaterales de apertura de mercados con varios países de la región.
En cumplimiento del Tratado de Asunción del 26 de marzo de 1991 y de los acuerdos celebrados el 17 de diciembre en Ouro Preto, Brasil, 1 de enero de 1995 empezó a operar la zona de libre comercio y, parcialmente, la unión aduanera entre los cinco países suscriptores del MERCOSUR, bajo la vigencia de un arancel externo común que contempla gravámenes que van del 0 al 20% para 9.000 productos.