Es una palabra inglesa, de origen incierto, que a partir de los años 90 del siglo pasado forma parte de la jerga de internet. Designa a una persona que, con falsa identidad y protegida por el anonimato, irrumpe en la red con mensajes insultantes, falsos, agresivos o burlones contra personas, ideas, instituciones o cosas.
Los trolls utilizan cualquier técnica para cometer sus abusos, desde comentarios sutilmente irritantes o textos políticamente sensibles para algunas personas —eventualmente acompañados de sonidos molestos o imágenes perturbadoras— hasta ataques frontales contra la honra de las personas. Ellos se abren paso en el diálogo o en el debate político virtual, lo interrumpen groseramente, descalifican a sus protagonistas, formulan acusaciones falsas.
En general, los trolls lo hacen por maldad o por diversión; pero los trolls políticos, siempre por maldad. Esperan que sus víctimas “muerdan el anzuelo” para denostarlas, calumniarlas, descalificarlas, reírse de ellas, ponerlas en ridículo y cumplir así sus innobles objetivos políticos.
Uno de los probables orígenes de la palabra troll es trolling, que designa una técnica de pesca con cebo, a imagen de la cual los trolls lanzan su “anzuelo” en la red informática y buscan que alguien lo muerda para irrogarle sus ofensas, interrumpir una discusión o causar problemas en el foro virtual.
Aunque más remoto, otro de los orígenes posibles del término podría ser la palabra troll del folclore escandinavo, que designa al mítico y furioso ogro antropomorfo que habitaba en la lejana zona peninsular nórdica de Trollebotten, del que habló la tradicional literatura folclórica escandinava.
En todo caso, los trolls —sean políticos o no— arman grandes alborotos en la red. Por eso, la palabra troll ha devenido en término despectivo en los ámbitos de internet, que se usa para descalificar a un sujeto.
Los trolls son personas que, escudadas en el anonimato, lanzan comentarios sarcásticos, ofensivos, de mal gusto o provocadores para suscitar controversias o inflamar las discusiones —flamewars— entre los usuarios de la red. Y, con frecuencia, ellos irrumpen en la vida política con sus comentarios y agreden desde la sombra a sus protagonistas.
En gran medida, son los gobiernos de bajo nivel ético o autoritarios los que, desde cuentas e identidades falsas, tratan de descalificar, deslegitimar, restar prestigio, ensuciar o amenazar a las voces críticas que contra ellos se levantan en las redes sociales de internet. La Freedom House —entidad no gubernamental establecida en 1941 en Nueva York, con sede principal en Washington, que lucha por la libertad, los derechos humanos y la igualdad racial en Estados Unidos y el mundo—, en su informe anual "Freedom on the Net 2013", al afrontar los problemas de la libertad en internet, afirmó que existen grandes conglomerados de trolls financiados y dirigidos por los gobiernos autoritarios del mundo para atacar a sus adversarios internos y externos a través de las redes sociales de internet.
En su estudio de sesenta países en el año 2013 formuló el escalafón de ellos en función de su respeto a la libertad en internet. Los primeros lugares estuvieron ocupados por Islandia, Estonia, Alemania, Estados Unidos, Australia, Francia, Japón, Hungría, Italia e Inglaterra; y los últimos por Arabia Saudita, Bahréin, Vietnam, Uzbekistán, Etiopía, Siria, China, Cuba e Irán.