Esta palabra tiene varias acepciones. Es la noticia de un hecho transmitida oralmente de generación en generación o las ideas, expresiones literarias, ritos o costumbres conservados por transmisión de padres a hijos. Es también, para los católicos, la palabra de Jesucristo recogida por los apóstoles y comunicada de viva voz por los primeros fieles a sus sucesores en la fe. En el campo literario, la tradición es el conjunto de los cantares y romances populares que se han conservado para la posteridad.
Por extensión, se denomina tradición en política al conjunto de ideas, concepciones, costumbres, ritos, gustos y preferencias que, sobre asuntos públicos, se transmiten de generación en generación dentro de un grupo o clase social, y se llama tradicionalismo al <conservadorismo que pretende mantener intocado el orden político, económico y social imperante que, por venir de atrás y formar parte de la tradición, debe respetarse y observarse.
Especialmente durante el siglo XIX, a partir de las nuevas ideas que surgieron de las revoluciones norteamericana y europea del fines del siglo XVIII, se despertó en algunos sectores políticos el interés por la tradición frente a la amenaza de lo nuevo. Ellos veían con preocupación que lo que en su cultura había sido transmitido del pasado —creencias, valores, costumbres, ceremonias— fuera arrasado por las nuevas ideas. Se levantaron entonces para defender su herencia cultural: la organización social, la familia, la aristocracia, el gremio, el artesanado, cuya permanencia estaba afectada por la onda expansiva de las ideas revolucionarias. La defensa de la tradición formó parte de las ciencias sociales, en especial de la antropología, la sociología, la filología, el folclor y, por cierto, la política. Y a partir de esa época se desarrolló progresivamente la dicotomía entre lo tradicional y lo nuevo; y se dibujó una peculiar tipología humana: el tradicionalista, apegado a los viejos valores y jerarquías, y el revolucionario y el reformista, abiertos a las nuevas categorías políticas, sociales y económicas.