Es una expresión que se usa en política para denotar confusión, desentendimiento o caos en alguna situación de la vida social. Babel fue el antiguo y orginario nombre de Babilonia. Según el relato que aparece en el Libro del Génesis del Antiguo Testamento, los descendientes de Noé llegaron a la Mesopotamia y decidieron edificar una torre “que llegara hasta el cielo” y pudiera arrebatarle sus secretos, como demostración de la grandeza y poder del hombre. Jehová quiso castigar esa soberbia y, para evitar que consumaran su propósito, les hizo hablar diferentes idiomas de modo que nadie se pudo entender. Advino entonces la más absoluta confusión y en esas circunstancias no les fue posible proseguir la construcción, la torre quedó inconclusa y sus constructores se dispersaron.
A partir de este episodio bíblico se conoce como “torre de Babel” a un estado de “confusión de lenguas” que impera en una sociedad, en un gobierno o en un partido, en que no pueden sus miembros entenderse unos con otros. Con la expresión “torre de Babel” se designa el imperio del desorden y el caos.