Neologismo con que se suele designar a la democracia operada por los medios teledirigidos que pone a disposición de gobernantes y gobernados la <revolución digital.
El tema ha cobrado enorme importancia en razón de los avances de la <informática en todos los campos y, por supuesto, en el de la política. El zoon politikon de Aristóteles ha sido suplantado por el homo digitalis de la moderna sociedad de la información. El “saber hacer” las cosas en este campo es la clave del éxito —y, por tanto, del poder— de las personas en el orden interno y de los Estados en el orden internacional. La presencia de los ordenadores, la informática, la <internet, el grid software, la telemática, el ciber-espacio, la tecnología fotónica, el CD-ROM, el DVD, el HD DVD, el Blu Ray, el flash memory, los multimedia, la prensa digital, los robots y todos los demás prodigios de la cibernética en la vida pública y privada está cambiando por completo la organización social y, dentro de ella, confiriendo un gran poder, probablemente como el que nunca tuvieron en la historia, a los tecnócratas. Ellos son los que programan, calculan y avizoran las medidas que serán tomadas por los políticos. El poder de la tecnocracia nunca ha sido mayor que en nuestros días, en el marco de la llamada sociedad digital.
Hoy se habla ya del televoto del futuro, o sea del “voto a distancia” emitido por medios electrónicos. Se prevé que en la democracia de la sociedad digital habrá un mayor acercamiento entre los gobernantes y los gobernados gracias a las redes de la informática. Cada ciudadano tendrá su propio computador personal —no hay que olvidar que a fines del siglo XX en Europa había una media de 1,4 trabajadores por un ordenador personal— a través del cual podrá recibir los informes de los gobernantes sobre su gestión y, al mismo tiempo, dar a conocer sus opiniones al gobierno. Las consultas populares —en forma de referéndum, de plebiscito o de recall— podrán ser más frecuentes. Esto lo permirtirá la gran infraestructura de la <informática. Las elecciones se harán también por este medio. Cada ciudadano podrá votar desde su casa por el candidato de su preferencia sin necesidad de acudir al recinto electoral. Consignará así su televoto. Y en pocos minutos se podrán conocer los resultados generales de una elección.
El televoto se utilizó por primera vez en la historia en las elecciones parlamentarias de Estonia, celebradas el 4 de marzo del 2007. Uno de cada treinta electores del pequeño Estado báltico consignó su voto por medio de internet para elegir a los integrantes del parlamento unicameral compuesto por 101 diputados.
Los cambios que la informática ha impuesto en la moderna sociedad del conocimiento son impresionantes: en lo político, en lo laboral, en las comunicaciones y en la educación. Las nuevas tendencias apuntan hacia la implantación de la tele-educación o educación en línea, esto es, la educación a distancia por medios electrónicos. Al hablar de tele-educación no me refiero a la presencia de los ordenadores en la actividad educativa, que ha potenciado la educación convencional y ha obligado a redefinirla en los diferentes niveles, sino a la posibilidad, tecnológicamente cierta, de la creación de aulas virtuales, alejadas de los planteles educacionales, en las que los educandos hacen uso de las libertades que los ordenadores suelen entregar a sus usuarios para fines de aprendizaje. El sistema exige de ellos un mayor grado de responsabilidad ya que no están controlados como en los centros de educación convencionales. Cada estudiante es responsable de su propio aprendizaje. Tiene toda la información necesaria. La red informática, el CD-ROM (compact disk-read only memory), el DVD (digital video disc o digital versatile disc), el HD DVD, el Blu Ray, el flash memory, internet, podcasts, chats, wikis, web cams, blogs, grid software, la telemática, el ciber-espacio, la tecnología fotónica y los nuevos software, constituidos en herramientas de aprendizaje, le abren horizontes inusitados para sus tareas educativas. El disco compacto, capaz de concentrar una inmensa cantidad de información en forma de texto, imagen, gráficos y sonido, permite al estudiante “navegar” por sus informaciones. Internet le proporciona conocimientos actuales sobre todos los temas imaginables y le abre posibilidades infinitas de acceder a datos colaterales acerca de ellos. Se ha convertido en la mayor enciclopedia de todos los tiempos. Los nuevos software pueden crear las aulas virtuales, o sea los escenarios o hiperespacios educativos que entregan el conocimiento a través de los sentidos de la vista, el oído y el tacto.
En el mágico mundo de los ordenadores personales y de la informática móvil se ha forjado también el concepto del >teletrabajo, que fuera acuñado tiempo atrás —en 1973— por el físico norteamericano Jack Nilles. Se trata de un trabajo a distancia que el funcionario o empleado puede desarrollar desde su hogar. Esta es una posibilidad que brinda la informática en la moderna sociedad del conocimiento. Las redes de ordenadores permitirán la descentralización de los lugares de trabajo, de modo que ya no sea necesario que el trabajador se mueva de su casa. Estará presente en la oficina a través del ordenador. Y el ordenador hará de su casa una oficina virtual.
El 13 de marzo del 2004 ocurrió un hecho impensado y sorprendente en España. Dos días después de los sangrientos atentados de los fundamentalistas islámicos en los trenes madrileños y en vísperas de las elecciones generales —a pesar de la prohibición legal de hacer movilizaciones políticas en ese momento de reflexión electoral—, una gigantesca multitud se concentró ante la sede madrileña del entonces gobernante Partido Popular (PP), en la céntrica calle Génova, para exigir al presidente del gobierno José María Aznar la verdad acerca de los atentados, ya que personeros del régimen cometieron el despropósito de atribuirlos a Euskadi ta Askatasuna (ETA). La convocación se hizo por medio de los teléfonos móviles. Los convocadores —personas anónimas—, con un sucinto mensaje, invitaron a la gente a reunirse en un lugar y día determinados para reclamar la verdad sobre los atentados de Madrid.
El teléfono celular, diseñado para la comunicación privada de persona a persona, se convirtió inesperadamente en un instrumento muy eficaz de comunicación de masas, con un tremendo efecto multiplicador.
Se descubrió entonces que el teléfono móvil podía ser un formidable medio de comunicación de masas y que, al margen de la prensa, radio y televisión, era posible convocar a las muchedumbres a través de sus líneas.
Armand Balsebre, catedrático de comunicación audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona, opinó que este fenómeno “rompió el mito de que únicamente los medios de comunicación de masas y, especialmente, la televisión son capaces de movilizar a la gente”.
Caso parecido ocurrió el 4 de febrero del 2008. Un desconocido joven colombiano, llamado Óscar Morales Guevara, convocó mediante internet a una gran movilización de masas para condenar las acciones violentas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su mensaje circuló rápida y masivamente por el mundo en las pantallas de los computadores y fue seguido por millones de personas. En el día y la hora señalados se congregaron enormes multitudes en Bogotá y en otras ciudades del mundo para expresar su repudio a la violencia en Colombia.
Quedó inaugurado un nuevo instrumento de convocación de masas, al servicio de las ideas políticas.