Se usa esta expresión para señalar el punto vulnerable de una persona, de una entidad o de una tesis. Su origen está en la mitología griega. Cuenta la leyenda que cuando nació Aquiles —uno de los héroes de la “Ilíada” de Homero— su madre, Tetis, lo sumergió en las aguas de la laguna Estigia para volverlo invulnerable. Creció Aquiles con este poder, se convirtió en el corredor más veloz de los mortales, fue diestro en el manejo de las armas y más tarde participó en la Guerra de Troya, como uno de los más grandes guerreros griegos. Allí mató a Héctor. Sin embargo, no obstante su invulnerabilidad, Aquiles fue muerto por Paris, hermano de Héctor, con una flecha envenenada lanzada contra su talón, que era la única parte vulnerable de su cuepo puesto que su madre, al sumergirlo cuando era niño, lo sostuvo de allí y por tanto no pudo ser bañado por las aguas de Estigia.
De este episodio de la mitología griega, tan rica en enseñanzas, viene la frase “talón de Aquiles” con que se designa en política a la parte débil o vulnerable de una persona, de un grupo, de un gobierno o de una tesis.