Este vocablo, originario de un dialecto de la Polinesia, significó “lo que se mantiene alejado”, “lo prohibido”. En los comienzos lo alejado o lo prohibido fue comer la carne del animal tenido por el <clan como su >totem. Después vinieron otras prohibiciones de índole religiosa, como la de comer determinado producto o tocar algún objeto considerado como sagrado.
Es probable que haya sido el navegante y explorador inglés James Cook (1728-1779), quien oyó esta expresión por primera vez en Tonga en 1777, su portador a la lengua inglesa como taboo, de donde pasó al castellano.
EL tabú significó, en los pueblos primitivos, una prohibición impuesta en la sociedad en nombre de invocaciones supersticiosas. Ella careció de toda sustentación racional. No se fundó en la ley ni en la razón sino en la superstición. Las sanciones con que se amenazó a quienes violaban el tabú fueron igualmente irracionales: constituyeron desgracias o infortunios que recaían sobre el infractor, como la muerte, la ceguera, la pérdida del juicio u otras de esta naturaleza.
La existencia de tabúes fue propia de los pueblos primitivos pero se da también en los sectores sociales atrasados de las colectividades modernas. Los extremistas religiosos judíos, por ejemplo, observan hasta hoy la prohibición de trabajar el sábado. Ese es un tabú. Aquel día no les es permitido el más mínimo esfuerzo, ni siquiera el de mover el interruptor de la luz eléctrica de la habitación o el de calentar la comida. No pueden hacer esfuerzo de naturaleza alguna, porque, según ellos, dios mandó descansar el sábado. Pero se han valido de la tecnología electrónica para acatar la prohibición sin menoscabo de sus intereses: han instalado dispositivos electrónicos programables que les encienden y apagan automáticamente las luces de sus casas o les calientan la alimentación precocida durante los días sábados. Así acatan la prohibición divina pero no dejan de tener luz y alimentación.
La palabra tabú ingresó al vocabulario castellano en la décimo tercera edición del diccionario de la Real Academia Española en 1899 y, por extensión, se llama hoy tabú a cualquier prohibición irracional o limitación de la libertad humana que se imponen en nombre de invocaciones religiosas, morales o políticas.
Tabú es la prohibición, generalmente no escrita, de tratar un tema o tocar un asunto. Aquí la palabra recupera su sentido original. Y es también la condición de las personas, instituciones o cosas a las que no es permitido mencionar o censurar.