Se denominó así el controvertido y polémico documento expedido por la Santa Sede el 8 de diciembre de 1864, bajo la inspiración del papa Pío IX, para condenar los errores dogmáticos de la "época moderna" de aquel tiempo, cometidos —según la Iglesia— bajo el avance de las ideas liberales y laicas que emergieron de la Revolución Francesa de 1789.
El nombre completo en latín de ese documento papal fue: Syllabus complectens praecipuos nostrae aetatis errores.
Aquel pronunciamiento de la Iglesia Católica fue complementado con la encíclica Quanta Cura, publicada en la misma fecha, que explicaba todo lo que el Syllabus maldecía.
Esos documentos produjeron una profunda ruptura entre la Iglesia y la sociedad de su tiempo porque ellos condenaban el laicismo, la separación de la iglesia y el Estado, la supresión de los privilegios eclesiásticos, la tolerancia religiosa y todas las demás conquistas revolucionarias. La condena del Syllabus, en suma, se dirigía contra el liberalismo, entendido como concepción del mundo y de la vida y como forma de organización política que prescindía de dios. Y, como contrapartida, propugnaba el catolicismo como religión estatal obligatoria —con exclusión de toda otra—, colocaba al gobierno estatal bajo la égida y autoridad clericales, preconizaba la intransigencia religiosa, anteponía los dogmas teológicos y la "verdad revelada" a las afirmaciones científicas, establecía la prevalencia de las potestades y leyes eclesiásticas sobre las estatales —con total sometimiento del Estado a la Iglesia— y pretendía fueros e inmunidades para los clérigos en las causas judiciales civiles y penales que se instauraren contra ellos.
El Syllabus contenía un listado de ochenta errores teológicos condenados por la Iglesia, ordenados en diez capítulos, en los que se denostaba y maldecía: el panteísmo —o sea la creencia en que el universo, en su totalidad, es el único dios—, el naturalismo —sistema filosófico que atribuye a la naturaleza el primer principio de todas las cosas—, el racionalismo, la "peste" del indiferentismo —despreocupación frente a toda doctrina en materia religiosa—, el latitudinarismo —doctrina de algunos teólogos anglicanos del siglo XVII que sostenían que hay salvación fuera de la Iglesia, que rechazaban los dogmas, privilegiaban la razón sobre las afirmaciones de la Biblia y preconizaban la tolerancia religiosa—, el matrimonio civil —en lugar del matrimonio sacramental indisoluble—, el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas, las sociedades clérico-liberales y los errores acerca de la Iglesia y sus derechos frente al Estado, el gobierno y la sociedad.
Aunque tuvo el aplauso de los católicos tradicionales, el Syllabus y sus interpretaciones intransigentes —especialmente de los jesuitas alemanes— chocaron violentamente contra las convicciones generales de su tiempo, desprendidas de la Revolución Francesa. Los sectores laicos consideraban que el Syllabus era una manifestación muy representativa del oscurantismo católico y algunos gobiernos prohibieron su publicación en razón de que condenaba las libertades de culto y de conciencia garantizadas por sus normativas constitucionales.