Frase que se atribuye al líder político, militar y gobernante romano Julio César (100 a.C.- 44 a.C.), cuando tomó la decisión de cruzar el Rubicón para emprender en su victoriosa campaña militar que le llevó, desde las Galias a Roma, hacia la conquista del poder.
Esa decisión fue irreversible y cargada de riesgos porque el entonces gobernador de las Galias sabía perfectamente que existía un decreto que calificaba de enemigo de la patria a quien osase cruzar armado ese pequeño río situado en los confines de Roma.
Fue cuando Julio César pronunció las célebres palabras alea jacta est antes de cruzar el Rubicón, ya que una ley ordenaba que todo general que quisiese entrar en Italia por el norte debía licenciar previamente a sus tropas antes de atravesar el río.
Herencia de la historia romana, esta expresión quiere significar la determinación irrevocable de hacer algo, a pesar de todos los riesgos que ello entraña, o la decisión de no volver atrás en un propósito.