Es la capa social que ha emergido en los países del >tercer mundo como consecuencia de la explosión demográfica, el desempleo y la marginación. Está situada por debajo del proletariado, entendido como grupo obrero. Sus miembros son generalmente trabajadores por cuenta propia, dedicados a pequeñas faenas de sobrevivencia. No tienen empleador, ni seguro social, ni salario fijo y generalmente forman parte del <sector informal de la economía. Este estrato social está compuesto mayoritariamente por los inmigrantes sin preparación ni destreza que, en busca de trabajo y de mejores condiciones de vida, llegan desde el campo o desde las ciudades pequeñas a las grandes ciudades y forman en ellas los cinturones de vivienda precaria.
Se junta en los subproletarios la pobreza crítica y la conciencia de su quebranto económico, puesto que al vivir en las ciudades tienen acceso a la información de todo lo que ocurre a su alrededor. Esto genera en su ánimo impulsos reivindicatorios muy fuertes que con frecuencia son canalizados por los caudillos populistas, listos siempre a ofrecerles el paraíso terrenal a la vuelta de la esquina. La conciencia de su <marginación social les lleva a caer fácilmente en las redes del discurso “redentorista”. Lo cual les conduce frecuentemente en la lucha política a defender, como ocurre siempre con el populismo, intereses objetivamente diferentes y hasta opuestos a los populares. El <populismo es un fenómeno de efectos políticos y causas económico-sociales. Anida en los cinturones de hacinamiento y pobreza —barrios callampas de las áreas metropolitanas de Chile, favelas brasileñas, los pueblos jóvenes de Lima, las villas-misera del gran Buenos Aires, los barrios suburbanos de Ecuador, las colonias populares o las ciudades perdidas de México, los barrios de invasión de Colombia, los ranchos venezolanos, los cantegriles de Montevideo, las laderas de La Paz, los townships de Sudáfrica, los shanty towns de Kenia, los slums de varias otras urbes— que se forman en la periferia de las grandes ciudades del tercer mundo, a donde difícilmente llegan los servicios públicos fundamentales. Allí la gente toma conciencia de su postración económica y genera fuertes sentimientos de rebeldía contra la organización social y sus beneficiarios, que son precisamente las motivaciones que para sus fines utiliza como ariete político el caudillo populista.
El subproletariado es un grupo “desclasado”, en el sentido de que no pertenece a una de las <clases tradicionales. Está fuera de ellas. Lo cual le hace diferente del <proletariado porque sus condiciones de vida, mucho más precarias, no le señalan un lugar en la sociedad. Sus miembros viven bajo el nivel de pobreza, carecen de un dador de trabajo estable y no están garantizados por un código laboral ni amparados por el sistema de la <seguridad social. Viven en medio de la incertidumbre, la falta de seguridad y la ausencia de previsibilidad sobre su futuro.
El subproletariado es también diferente del <lumpemproletariado porque, a pesar de sus carencias, no está compuesto por delincuentes, vagabundos, prostitutas, maleantes y toda esa gente de mal vivir que conforma el lumpemproletariado, sino por hombres y mujeres honestos a quienes la dinámica de la injusticia social ha puesto fuera de la formalidad jurídica.