Voz latina usada para denotar la condición, el oficio, el poder, los ingresos y la posición social de una persona. Los sociólogos la utilizan con frecuencia para señalar posición política o social, generalmente referida a quienes pertenecen a la clase social de altos ingresos. Se suele decir que la tenencia de un determinado bien, un estilo de vida, el goce de ciertas ventajas, la obtención de privilegios y honores o una usanza dada confieren status. Estos factores se explican en función de clase pero no constituyen una clase. Quiero decir con esto que la palabra status no designa ciertamente una clase social aunque indica algunas de las características que la determinan.
En el seno de la sociedad las personas suelen dividirse y clasificarse en función de su status, es decir, de su estilo de vida, del modo de comportarse, de sus costumbres, sus sensibilidades, el uso de un cierto lenguaje —incluso de un acento peculiar—, los modelos de consumo, la forma de vestir, los matrimonios que realizan, el tipo de relaciones sociales que mantienen, los oficios y profesiones que ejercen, los gustos y preferencias que tienen y la forma en que se perciben a sí mismas y en que perciben a las demás.
La palabra inglesa status (proveniente del latín status, que significa “estado” o “condición”) fue castellanizada como estatus en la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española para designar la “posición que una persona ocupa en la sociedad o dentro de un grupo social” o la “situación relativa de algo dentro de un determinado marco de referencia”.