Expresión latina que significa el estado de cosas existente en un momento dado. Tiene frecuente uso diplomático y político, aunque puede utilizarse también en otros campos. En política designa el estado en que están las cosas económico-sociales de un país en un momento dado. Defender el statu quo es, por tanto, defender el orden social imperante. Cosa que suelen hacer todas las derivaciones del pensamiento <conservador.
El conservadorismo político se caracteriza por la oposición a todo cambio en las formas de organización social que pueda poner en peligro los intereses económicos, las convicciones, los usos y el estilo de vida de los grupos dominantes, blindados por el orden jurídico y político imperante. De allí resulta un hondo compromiso de ellos con los valores de la sociedad tradicional, que para la mentalidad conservadora son eternos y necesarios.
El compromiso con el statu quo o con el <establishment les lleva a luchar porque nada cambie, porque todo siga igual, porque el orden tradicional de privilegios se mantenga. A veces hacen concesiones tácticas y aceptan pequeñas modificaciones para asegurar la permanencia de las estructuras fundamentales.
Como es comprensible, en el fondo de la actitud conservadora gravitan siempre intereses económicos y sociales concretos. El conservadorismo es la expresión política de las clases o capas dominantes, que ocupan un lugar de privilegio en la ordenación social y que, por tanto, no desean cambio que pueda poner en peligro su posición hegemónica, sus intereses económicos, sus valores morales, sus usos y costumbres sociales y su modo de vida, tan generosamente protegidos por el orden social imperante.