Palabra alemana con la que se suele designar un tipo de socialismo reformista y teórico propugnado en la segunda década del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, por un grupo de economistas alemanes —Lujo Brentano, Adolf Wagner y numerosos otros profesores universitarios—, a quienes el economista austriaco profesor de Harvard, Joseph A. Schumpeter (1883-1950), llamó “socialistas de cátedra”, que desarrollaron un enorme trabajo teórico recogido en la impresionante colección de 188 volúmenes publicados en Alemania bajo el título de "Schriften des Vereins für Sozialpolitik".
Los miembros de este grupo constituyeron una suerte de réplica del <fabianismo inglés que, como se sabe, fue una forma de socialismo moderado e ingenuo preconizado por la llamada “Sociedad Fabiana” fundada en Londres en 1884 por un pequeño grupo de intelectuales ingleses, que pretendían alcanzar sus propósitos de cambio social por medio de una política gradual dentro del sistema institucional existente en Inglaterra.
La sozialpolitik responde a un cambio de tendencias en el pensamiento económico mundial, marcado por una mayor preocupación por lo social, aunque se mantuvo dentro de un nivel puramente teórico. Del mismo modo como durante largo tiempo los economistas experimentaron la influencia del pensamiento liberal surgido de la Revolución Francesa —con el laissez-faire, la mano invisible, las fuerzas del mercado, el afán de lucro individual, en suma: la teoría del “homo oeconomicus “— a principios de siglo una nueva actitud y un nuevo espíritu animó a los pensadores económicos en su trabajo analítico. Y si bien la sozialpolitik no fue una nueva “escuela de pensamiento” propiamente dicha sino una tendencia general de los investigadores de la economía hacia la inserción de los problemas sociales dentro de las fórmulas económicas, cosa que no habían hecho los economistas clásicos, impulsó en su tiempo la actitud de oposición a las grandes empresas monopolistas, el cuestionamiento a ciertos procedimientos de la economía libreconcurrente y una cierta hostilidad contra el orden capitalista en general.
Este nuevo movimiento económico, que en cierto modo fue el precusor del socialismo posterior, cuestionó la afirmación de los economistas ortodoxos de que el sistema capitalista, con sus mecanismos supuestamente armonizadores de los intereses sociales y sus capacidades de autorregulación, formaba parte del orden eterno de la naturaleza dentro de la cual se producía y, por tanto, era inmutable. Aquí está probablemente la más notable diferencia entre el pensamiento de los economistas de la escuela clásica y el de los de la sozialpolitik. Estos últimos no creían que el orden capitalista era eterno, ni inevitable, sino que se lo podía y debía cambiar para suprimir o amenguar las contradicciones entre propietarios que no trabajaban y trabajadores que nada poseían. Sostenían que no había leyes naturales inexorables. No admitían una “libertad de contratación” en la que una de las partes —la parte más débil e indefensa de la relación laboral— sólo tenía la oportunidad de decidir entre dos opciones: trabajar bajo las condiciones que le ofrecía el patrono o perecer de hambre.
La sozialpolitik alemana ejerció una importante influencia sobre el pensamiento económico de su tiempo.