De origen médico, esta palabra inglesa significa impacto, choque, golpe. Se la utiliza en medicina para señalar los impulsos eléctricos que se aplican a una persona para sacarla del profundo colapso en que ha caído después de sufrir un golpe, heridas graves o haber sido sometida a una operación quirúrgica.
Por analogía, se llaman medidas de “shock” a los bruscos y traumáticos arbitrios de ajuste macroeconómico que se toman en un país para corregir los desequilibrios de su economía. Son medidas “de choque” que causan impacto en la población, particularmente en la de bajos recursos económicos. Generalmente estas medidas son el resultado de los acuerdos >stand-by que se conciertan con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en virtud de los cuales los gobiernos se comprometen a imponer nuevos impuestos o incrementar los que existen, mejorar las recaudaciones tributarias, subir las tarifas de los servicios públicos, conjurar el déficit fiscal, incrementar la reserva monetaria internacional, bajar la tasa de inflación, devaluar la moneda y adoptar otras medidas de este tipo, que afectan duramente a los sectores más pobres de la población, para recuperar los equilibrios macroeconómicos.
La terapia de shock afecta, como es lógico, a los estratos más pobres de la población que son los que menores defensas tienen. Por eso se han producido graves estados de conmoción interna en muchos países que impusieron este tipo de medidas. Una posibilidad alternativa viable es el <gradualismo o sea la aplicación de políticas de ajuste macroeconómico que obedecen a un proceso escalonado hasta conseguir progresivamente los objetivos de estabilización deseados.