Es un término de psiquiatría aunque se originó en la literatura. Designa la perversión sexual que consiste en que no puede alcanzarse la emoción erótica ni el orgasmo sino a través de actos de crueldad infligidos a la otra persona. El sadismo, en su manifestación extrema, lleva al homicidio. Agunos de esos crímenes horrendos que leemos en la prensa, cometidos por maniáticos sexuales, no son otra cosa que expresiones especialmente dramáticas de sadismo.
La palabra se derivó del título del profundo y libertino novelista francés Donaciane Alphonse (1740-1814), Marqués de Sade, que incorporó esta antiquísima perversión sexual a la literatura. Curiosamente, la perversión contraria, o sea la de encontrar el placer en la propia humillación y martirio, denominada masoquismo, derivó también del nombre de otro literato: el escritor austriaco Leopold von Sacher-Masoch (1835-1895), autor de la novela "La Venus de las pieles".
Por extensión y analogía, la palabra sadismo se usa en política para designar el goce de los tiranos en sus acciones vesánicas contra el pueblo o la crueldad extrema de ciertas acciones políticas.