Frase cargada de ironía con la que se quiere significar lo influyente que es el dinero para conseguir favores y privilegios en la vida social. Ella se debe al poeta y político español Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645), quien la usó repetidamente en una de sus sátiras con que se mofaba de la sociedad y costumbres de su época.
A pesar del tiempo transcurrido la frase no se ha desactualizado. El poder del dinero se ha incrementado en la vida social al ritmo que la <corrupción. Casi no hay cosa que no pueda conseguirse con dinero. La influencia de los países ricos en el mundo internacional y el poder de las <plutocracias internas se resuelven, en última instancia, en cuestiones de riqueza. De modo que nunca ha sido tan verdadera como hoy la célebre frase de Quevedo.