Se llamó así al movimiento contestatario que en los años 60 del siglo pasado tomó fuerza en Estados Unidos para expresar su repudio al belicismo, al armamentismo, a la guerra fría, a los arsenales nucleares, al servicio militar obligatorio, a la guerra de Vietnam, a la discriminación racial, a la exclusión de las minorías, a los ecos del <macartismo, a la injusticia económica y a las disparidades sociales. El movimiento estuvo compuesto principalmente por gente joven y sus cuarteles fueron los campus universitarios, aunque se incorporaron a él intelectuales, profesores, académicos, científicos sociales, profesionales, defensores de los derechos civiles y personeros de minorías organizadas. Participaron también marxistas norteamericanos desencantados por las revelaciones de Nikita Kruschov en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética —febrero de 1956— acerca de los horrores del <estalinismo y más tarde, en 1968, por la invasión de los tanques de guerra soviéticos a Checoeslovaquia para sofocar a sangre y fuego la primavera de Praga.
Los activistas universitarios norteamericanos tomaron la expresión new left de los intelectuales británicos Edward P. Thompson (1924-1993), Raymond Williams (1921-1988) y otros, algunos de ellos miembros del Partido Comunista, y plasmaron su ideario en el "Port Huron Statement of Students for a Democratic Society" en 1962, que fue sin duda la más importante codificación de los principios de la nueva izquierda. En el documento se planteaba la “participatory democracy”, la reforma universitaria en términos democráticos y la mediatización del histerismo anticomunista inspirado por el <macartismo. En sus postulados se daba una rara y poco coherente mezcla de elementos ideológicos liberales, socialistas y anarquistas.
Desde 1965 el tema central de la nueva izquierda fue la guerra de Vietnam. Los pacifistas alineados en ella no sólo que se negaron a enrolarse en el servicio militar obligatorio sino que promovieron multitudinarias movilizaciones de protesta contra esa guerra que costó a Estados Unidos 58.000 soldados muertos y más de 150 billones de dólares. En noviembre de 1969 salieron a las calles 500.000 personas a protestar contra ella.
Y en 1967 la nueva izquierda norteamericana declaró que pasaba “de la protesta a la resistencia” y radicalizó sus posiciones en relación con su anhelada transformación de la sociedad estadounidense. Muchos de los dirigentes y miembros del movimiento proclamaron la necesidad de una revolución. Eran los tiempos de los <hippies y de su adhesión a una cierta anarquía romántica y no violenta, de las primeras preocupaciones por el medio ambiente y del rechazo a la concepción mercantil y materialista de la vida. Los hippies propugnaron una contracultura políticamente atrevida y antibelicista. Su estilo lleno de colorido, estimulado por drogas alucinógenas, se plasmó en la moda de vestir de sus miembros, en sus artes gráficas y en la música de cantantes como Janis Joplin o de bandas como Love, Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd. Así fue su extraña manera de protestar contra el <establishment, los convencionalismos sociales, la violencia, la guerra, la discriminación de las minorías, el lujo, el consumismo y los falsos valores de la sociedad capitalista.
La nueva izquierda norteamericana se extendió hacia Europa occidental y Canadá y formó parte de un movimiento mundial de la juventud radical. En 1968 se adhirió al alzamiento juvenil de París contra el régimen del general Charles De Gaulle y declaró su solidaridad con la juventud mexicana masacrada el 2 de octubre de ese año durante su movilización de protesta en la Plaza de las Tres Culturas de Ciudad de México.
Pero a principios de la década de los años 70 empezó la desbandada de los miembros de la new left. Unos se incorporaron al ala izquierdizante del Partido Demócrata, otros se retiraron a sus actividades privadas o se incorporaron a los movimientos feministas, ecologistas o de liberación gay.