Proviene de la palabra latina monarchia, que quiere decir “gobierno de uno”, y que se compone de las voces griegas monos, que significa “uno” o “solo”; y arkhein, “poder”, “autoridad” u “ordenación”. Por tanto, monarquía es etimológicamente el “gobierno de uno”. Los más antiguos regímenes políticos de la prehistoria fueron monarquías de derecho divino, pero por antonomasia se llama así a los regímenes que surgieron en Europa a partir del proceso de unificación de sus Estados y que imperaron durante los siglos XVI, XVII y XVIII, hasta el advenimiento de la Revolución Francesa, y también a los regímenes contemporáneos que, en varios lugares del mundo y tomando algunas de las características del sistema republicano, asumieron la forma de monarquías constitucionales.
La monarquía es una forma de gobierno. Aristóteles (384-322 a. C.) y otros pensadores de la Antigüedad, con base en un criterio eminentemente ético, dividieron a las formas de gobierno en monarquía, <aristocracia y <democracia, según que el poder sea ejercido por uno, varios o muchos titulares. Estas fueron las formas puras de gobierno. Pero, según ellos, la suplantación del interés general por el interés egoísta y particular de quienes gobiernan convierte a la monarquía en >tiranía, a la aristocracia en >oligarquía y a la democracia en <demagogia, que son las formas impuras de gobierno.
La tipología aristotélica se basó en la consideración de quién gobierna y cómo gobierna. Si el poder era ejercido por uno pero en beneficio general: monarquía. Si por pocos en provecho de todos: aristocracia. Si por muchos y para conveniencia general: democracia. La sustitución del interés general por el particular de los gobernantes produce la degeneración de las formas de gobierno: la monarquía se convierte en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia en demagogia.
En resumen, la monarquía es la forma de gobierno en que se ejerce el poder de modo ilimitado, vitalicio y jurídicamente irresponsable y en que el gobernante, que lleva el título de rey o monarca, llega a su posición de mando por la vía hereditaria, es decir, en conformidad con las leyes que rigen la sucesión de la corona entre los miembros de la dinastía.
Se divide en >monarquía absoluta y >monarquía constitucional. La primera, al concentrar en el monarca la totalidad de los poderes del Estado y eximirle de toda vinculación jurídica, dio lugar al <absolutismo monárquico europeo de los siglos XVI al XVIII, que terminó en Occidente con la transformación revolucionaria de Francia en 1789. Y la segunda, con modificaciones sustanciales, se proyectó como forma de gobierno hasta nuestros días bajo el nombre de >monarquía constitucional, cuya variante usual es la monarquía parlamentaria, en la que el rey es el jefe del Estado pero en que las facultades reales de gobierno residen en el >primer ministro, el <gabinete y el >parlamento.