La expresión viene del inglés emerging markets, acuñada por el profesor y empresario financiero Antoine van Agtmael y aceptada por los círculos financieros de Wall Street a comienzos de los años 80, para designar a los países del tercer mundo que están en un proceso de desarrollo sostenido, han ampliado sus posibilidades de compra y de consumo y se presentan como mercados atractivos para la inversión y los negocios de las metrópolis.
En su libro "The Emerging Markets Century" (1982), van Agtmael implica dentro de los mercados emergentes a las grandes empresas que, afincadas en esos países, han aventajado en los últimos años a algunas de sus competidoras del mundo industrializado de Occidente. Empresas que, según afirma, son “en la mayoría de los casos, modelos para emular, ejemplos de los cuales aprender y minas de habilidades y conocimientos que nosotros, desde la comodidad de nuestros capullos, quizá ni siquiera imaginamos existen”. Identifica 25 de esas compañías: cuatro de Brasil, cuatro de México, cuatro de Corea del Sur y cuatro de Taiwán, tres de la India, dos de China y una de Argentina, Chile, Malasia y África del Sur. Entre ellas menciona a Samsung y Hyundai de Corea, Embraer de Brasil, CEMEX de México, Infosys de la India, Haier de China, TSMC, Hon Hai, AsusTek y Quanta de Taiwán, Concha y Toro de Chile y varias otras que operan en las nuevas e influyentes ciudades cosmopolitas del tercer mundo.
Los llamados mercados emergentes están situados en América Latina y en Asia, han renegociado su deuda externa, cumplen regularmente con su servicio, tienen tasas de crecimiento superiores al 5%, reciben inversión extranjera directa, han controlado la inflación, han efectuado procesos de >privatización, han aumentado sus exportaciones y sus importaciones y se presentan como países atractivos para la inversión extranjera directa y para el comercio internacional.
Ciertos bancos norteamericanos y firmas de consultoría mantienen publicaciones bajo el nombre de “Emerging Markets”. Por ejemplo, la empresa I.D.E.A., con la colaboración de expertos de la London School of Economics, publica un boletín de temas económicos denominado “Emerging Markets Today”.
En realidad, la expresión mercados emergentes fue acogida en los años 80 y 90 de siglo anterior por los investigadores financieros, economistas y estrategos del sector empresarial y por los líderes políticos de los Estados Unidos, Europa occidental y Japón para designar a México, Brasil, Argentina, África del Sur, Polonia, Turquía, India, Corea del Sur, Indonesia, Tailandia, Malasia, Hong Kong, Singapur, Vietnam, China, Taiwán y otros países del tercer mundo donde empezaron a abrirse atractivas oportunidades financieras, comerciales e industriales de inversión. Las grandes empresas de los países desarrollados comenzaron a ver con mucho interés el crecimiento económico de aquellos países, que a su juicio ofrecían amplios espacios disponibles para colocar sus exportaciones y hacer sus inversiones. La expresión demuestra que los veían a través del prisma del comercio y el intercambio. No veían países: veían mercados. Mercados de rápido crecimiento, capaces de coadyuvar a la expansión de sus exportaciones. Mercados amplios y expansivos que representan, en conjunto, un poder de compra mayor que el de Inglaterra y Japón juntos y que, por tanto, pueden ser determinantes para el desarrollo de los países industriales.
Uno de los atractivos de esos mercados, desde el punto de vista de las inversiones extranjeras, es el bajísimo nivel de sus salarios. Según datos proporcionados por Jeffrey E. Garten, profesor de Yale School of Management de New Haven (revista "Política Externa" de Brasil, Vol. 6, Nº 3, enero-febrero 1998), en 1996 el salario medio por hora en los Estados Unidos era de 17,20 dólares, mientras que en Corea del Sur era de 7,40, en Taiwán 5,82, en Brasil 4,28 y en China 0,25. Este desnivel salarial constituye un aliciente para montar en los mercados emergentes plantas industriales que produzcan bienes baratos y luego venderlos en donde sean caros.
Esto es posible en el mundo de la <globalización y bajo su sistema de liberalización de las economías, de la apertura aduanera, de la promoción de inversiones extranjeras y del libre comercio internacional. Los Estados industriales, para desarrollar en su beneficio los mercados emergentes, les ofrecen asesoría tecnológica y concesiones comerciales. Así contribuyen a ampliar las propias posibilidades del mercado. La empresa financiera internacional Merrill Lynch, por ejemplo, ha prestado asistencia técnica a los ejecutivos de la India en el campo de los mercados bursátiles, y la compañía Procter & Gamble ha ayudado a las universidades chinas en la formación de líderes que entiendan el funcionamiento de las economías capitalistas, y en Malasia la Motorola ha puesto en práctica programas de entrenamiento de profesionales en su campo de actividad. Esta es una forma de impulsar el crecimiento de los mercados de los países emergentes para que absorban mejor la oferta de bienes y servicios que les ofrecen los países industriales.