Es lo relativo a la Edad Media. La Edad Media es la era histórica que va desde la caída del Imperio Romano de Occidente a fines del siglo V hasta el descubrimiento de América por los europeos en 1492, aunque algunos historiadores señalan como límite final de la Edad Media la conquista de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, por los turcos otomanos al mando de Mahomet II en el año 1453. Comprende dos etapas: la llamada alta Edad Media, que llega hasta el siglo XII, y la baja Edad Media que se extiende hasta fines del siglo XV.
La Edad Media fue una era teológica, de signo catolicista. Todo en ella giró en torno a la idea de Dios como principio ordenador del universo, cuyo órgano máximo de expresión y representación en la Tierra fue la Iglesia, a la que le estuvieron sometidos todos los asuntos divinos y humanos. La filosofía, la política y la ética eran partes de la teología. La sociedad política era la antesala de la vida eterna. Su misión era preparar a los hombres para su destino ultraterrenal. El designio del poder político era servir a la mayor gloria de Dios. Como dijo santo Tomás, una de las voces más influyentes del medievo,“el fin del Estado es la educación del hombre para una vida virtuosa y,en último término, una preparación para unirse a Dios”. En esas circunstancias, la Iglesia reivindicó el derecho de castigar a los que no creían. Y lo hizo de la manera más brutal por medio de la Inquisición.
Muchos historiadores llamaron a esta época la “edad sombría”, la “noche de la historia” o la “edad oscura” en alusión al dogmatismo que en ella prevaleció y no ciertamente a la ausencia de trabajo intelectual. Ella tuvo dos grandes escuelas filosóficas, que fueron la patrística y la escolástica, como testimonio de la ardua labor intelectual de las elites eclesiásticas. La “oscuridad” de esta época tiene que ver con la irracionalidad dogmática antes que con un vacío cultural. De ahí que las palabras “medieval” y “medievalismo” tengan connotaciones de “atrasado”, “retrógrado”, “anacrónico”, “anticuado”, “oscurantista” o “dogmático”, atento el hecho de que este largo período de la historia se caracterizó por el predominio de la superstición y la imposición ciega de los dogmas, incluso sobre las evidencias de la ciencia. La <Inquisición fue la más representativa de las instituciones medievales.
Cuando el Imperio Romano se derrumbó por la invasión de las tribus bárbaras del norte —los francos, los galos, los visigodos, los ostrogodos, los vándalos, los anglos, los sajones, los jutes, los lombardos y otros— la Iglesia asumió el cometido de la unidad en una civilización occidental que dejaba de ser mediterránea para convertirse en europea. Frente al pillaje y la destrucción dejados por esos ignorantes pero impetuosos guerreros de alta estatura procedentes de lugares apartados a donde no había llegado aún la cultura del Mediterráneo, que demolieron todo lo que encontraron a su paso, la Iglesia quedó más o menos indemne y asumió la misión de cristianizar a los bárbaros y de regimentar espiritual y temporalmente a las sociedades dispersas en los diferentes reinos y feudos resultantes de la fragmentación del Imperio.
Aunque los trabajos filosóficos de Aristóteles y los escritos de Plinio, Virgilio y Cicerón fueron muy conocidos en los círculos culturales del medievo, los libros que marcaron el pensamiento de la alta Edad Media fueron la “Ciudad de Dios” de san Agustín a principios del siglo V, las “Etimologías” de san Isidoro de Sevilla, en la primera mitad del siglo siete, cuya primera parte trata de las siete artes liberales que servían de base para la educación monástica: gramática, retórica y dialéctica, que formaban parte del trivium; y aritmética, geometría, música y astronomía que integraban el quadrivium; y en cuya segunda parte se habla de medicina, derecho, lenguas y política; y el “De divisione Naturae” de Scoto Erigena, escrito en el año 867, que se ocupa esencialmente de la relación existente entre la revelación, la autoridad y la inteligencia. Esta etapa pertenece a la llamada patrística, que fue el primer período de la filosofía medieval sustentada por los padres de lglesia. Ella se propuso elaborar el dogma y dar preeminencia a la fe sobre la razón. El más importante de los padres de la Iglesia fue san Agustín (354-430), que se encargó de organizar la religión cristiana en un sistema filosófico.
En la baja Edad Media advino la escolástica, que fue el segundo gran período de la filosofía medieval, en el que ejerció enorme influencia el pensamiento de Aristóteles procesado por santo Tomás de Aquino, a fin de conciliarlo con el dogma religioso. Sin menospreciar las ideas de san Anselmo de Aosta ni de Duns Escoto, el libro que marcó esta etapa fue la “Summa Teológica” de Santo Tomás, que apareció en la baja edad media para compilar todos los conocimientos filosóficos, sociales y políticos generados durante esta era acerca del Dios, el hombre, su destino supraterrestre, su natural sociabilidad, el fenómeno social, la monarquía como la mejor forma de gobierno y todos los temas humanos y divinos que se agitaban en su tiempo. El escolasticismo representó un esfuerzo de los pensadores católicos de la segunda etapa de la Edad Media para aplicar la razón y las nociones de la filosofía a las verdades reveladas y al dogma religioso y para conciliar la libertad humana con la infalibilidad de la voluntad divina.
Todo gira en esta época alrededor de dios, la religión, la fe y el culto. Lo medieval es, por eso, un peculiar punto de vista sobre el universo, el ser, la cultura y la historia. Sus conceptos, su visión del mundo, sus usos y costumbres, sus formas de organización política, su economía, su literatura, su arte se enmarcaron en los estrechos límites del dogma religioso.