Es la economía global de un país, sustentada en los grandes agregados nacionales, o sea en las magnitudes resultantes de la suma de las operaciones efectuadas por los agentes económicos en sus diferentes campos de acción.
En la literatura económica moderna, a partir de las ideas del economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946), se habla de macroeconomía para señalar los “agregados” económicos de un país, o sea los grandes conjuntos estadísticos o de cuentas de su economía. El producto interno, el ahorro, la renta nacional, la inversión, el consumo, el empleo, las exportaciones, las importaciones y el gasto público son agregados que forman parte de la macroeconomía. En contraste con ella, y aunque no son del todo claros los límites que les separan, la >microeconomía concierne a los negocios de las empresas, vistas desde la perspectiva del comportamiento de las unidades individuales de producción.
Macroeconomía es, en realidad, un término moderno para señalar una realidad antigua: el análisis global de la economía de un país, cosa que se hizo desde los tiempos del economista fisiócrata francés Francisco Quesnay (1694-1774), con su célebre tabla económica, y aun antes. La macroeconomía es el estudio de los grandes agregados económicos —en la política fiscal, el empleo, la oferta y la demanda de bienes, la inflación, etc.— para buscar sus equilibrios fundamentales. Obedece a sus propios principios y reglas, debido a que el comportamiento económico global de un país no equivale a la suma de las actividades individuales de los agentes económicos privados. Esto significa que no siempre lo que conviene a la macroeconomía, en materia de rentas, precios, salarios, volúmenes de producción y otros factores, coincide con lo que conviene a las unidades privadas de producción, como lo sostuvieron largamente los economistas de la escuela clásica.
La macroeconomía surgió precisamente para explicar el comportamiento de los grandes “agregados” económicos de un país en vista de que la microeconomía no podía explicarlos adecuadamente. Esto ocurrió partir de los trabajos de Keynes en los años 30 del siglo pasado. Desde entonces se vio claro que el interés social no era la suma de los intereses individuales, como pensaron los economistas de la escuela clásica, y que, por tanto, el desarrollo de éstos no constituía necesariamente el bienestar social.
La macroeconomía y la microeconomía, como las dos grandes ramas de la ciencia económica, afrontaron espectros distintos de la realidad socioeconómica de un país y con frecuencia entraron en conflictos por la contraposición de sus intereses.