La frase completa fue: “Lloras como mujer lo que no supiste defender como hombre”, que dijo la sultana Aixa a su hijo Boabdil, rey moro de Granada, el 2 de enero de 1492, cuando éste abandonó con lágrimas en los ojos la fortaleza de La Alhambra después de rendirse y entregar las llaves de la ciudad de Granada a los Reyes Católicos —Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón—, en lo que fue la capitulación del último bastión de la resistencia mora en la península Ibérica.
Las Capitulaciones de Granada, firmadas por el sultán musulmán Abú Abd-Alah Muhammad —mejor conocido como Boabdil—, miembro de la dinastía nazarí,pusieron fin al largo proceso de la reconquista —de más de siete siglos— desde la invasión a España del general Tariq ibn Ziyad, al frente de las fuerzas musulmanas, en el año 711.
La culminación de la tan dilatada guerra de reconquista y la expulsión de los moros del territorio español, se inscribieron en la vieja confrontación católico-musulmana.
Treinta y cinco años más tarde, en su exilio al norte de África, Boabdil murió en la batalla del Vado de Bacuna en Marruecos, librada en el año 1527 contra los jerifes, en defensa de su pariente Muley Ahmet ben Merini, que gobernaba el reino de Fez.
Con este remoto antecedente histórico, la referida frase se suele usar en la vida política para acusar de cobardía, capitulación o falta de osadía a un líder, dirigente u operador político.