Es la abstención de laborar que decide un grupo de trabajadores, en el marco de un conflicto colectivo, como medio de lucha para defender sus derechos. La huelga es la suspensión colectiva del trabajo. No es el “desinterés laboral” que pueden demostrar los trabajadores individuales, ni la disminución deliberada de la producción, ni el >sabotaje, ni el >luddismo sino una acción conjunta y concertada de negarse a trabajar mientras no se reconozcan y atiendan sus peticiones.
La huelga es una acción colectiva y no individual. Requiere cierto grado de organización, que generalmente está a cargo de los >sindicatos. Es una fase del conflicto colectivo de trabajo, que se inicia con el pliego de peticiones de los trabajadores, sigue con la negación total o parcial de los empleadores y desemboca en la paralización colectiva de las actividades laborales.
El propósito de los trabajadores es lograr, a través del uso o de la amenaza de la huelga, una mejora en sus condiciones de trabajo. Y es, sin duda, una forma de presión muy eficaz sobre los empresarios porque bloquea la producción y mantiene ociosa la capacidad instalada de sus empresas. La paralización de las actividades productivas puede significar un gravamen muy grande para ellos, en la línea del lucro cesante.
Las leyes laborales modernas suelen reconocer, dentro de determinadas reglamentaciones, el derecho de los empresarios al paro o al >“lock out”, es decir, al cierre de sus empresas, y el de los trabajadores a la huelga; pero han establecido mecanismos e instancias de negociación obrero-patronal para prevenirlos.
Se llama huelga preventiva a la interrupción del trabajo por unas pocas horas con el objeto de advertir a los empleadores que, si no aceptan las condiciones exigidas, los trabajadores irán a una huelga indefinida.
Huelga solidaria es la que realizan los trabajadores de una empresa para respaldar a los que están en conflicto en otra.
Si bien la huelga ha sido tradicionalmente un mecanismo de presión para la contratación colectiva de trabajo —una real prueba de fuerza entre trabajadores y patronos— con frecuencia ha desbordado el campo estrictamente laboral y se ha convertido en un arma de la lucha política. La huelga general, esto es, la que se realiza simultáneamente en todas las actividades laborales y en la totalidad del territorio de un país, ha servido a menudo para imponer cambios en la conducción de la >política económica de los gobiernos. Por medio de ella, las masas obreras han obtenido no sólo medidas laborales y salariales más convenientes a sus intereses sino rectificaciones en la conducción política global del Estado. Las huelgas generales han sido eventualmente instrumentos de lucha revolucionaria y, en algunos casos que la historia registra, en conjunción con otros factores, han constituido elementos decisorios para el éxito de los alzamientos insurreccionales.
Fue el filósofo y matemático francés Georges Sorel (1847-1922) quien, en su obra “Reflexiones sobre la violencia”, publicada en 1908, al analizar las perspectivas del >sindicalismo y al hacer sus disquisiciones sobre la “violencia” y la “fuerza”, entendidas como insurgencia contra las instituciones existentes y como respuesta de éstas, respectivamente, elaboró la teoría de la huelga general como arma de lucha política de los trabajadores, capaz de colapsar en pocos días el <capitalismo industrial.