La >sociedad humana es para unos un hecho espontáneo y natural engendrado por el appetitus societatis con que el hombre viene al mundo, según la expresión del jurista y diplomático holandés Hugo Grocio (1583-1645), y para otros, un fenómeno esencialmente racional y artificial derivado de la necesidad que el hombre tiene de sus semejantes para dar viabilidad a su existencia.
En todo caso, la sociedad es un hecho real, inconcuso, cuya presencia ontológica ha sido confirmada por todas las investigaciones históricas y antropológicas.
La historia del hombre, en este sentido, es la historia de la evolución y perfeccionamiento de los grupos humanos.
Según datos no del todo demostrados, parece que la primera forma de asociación humana hubo de ser la horda, o sea un grupo de personas agregadas en forma rudimentaria y vinculadas entre sí por instintos primarios. Se desenvolvió bajo un régimen de promiscuidad sexual, en el que la incertidumbre respecto de la paternidad obligó a computar el parentesco con referencia a la madre, que era el único elemento conocido de la procreación.
Su gobierno fue tan rudimentario como su organización: lo ejerció el que tuvo la fuerza o la habilidad suficientes para imponer su liderazgo sobre el grupo y durante el tiempo en que pudo hacerlo.
La horda no tuvo sistema normativo, salva la voluntad del jefe o caudillo, quien impuso el orden gracias a su fuerza personal o a la destreza en el manejo de las armas.
Dado que la horda fue esencialmente nómada y que, por tanto, desconoció la agricultura, fueron la caza, la pesca y la recolección de frutos y raíces las principales actividades que podríamos llamar económicas.
La horda fue una especie de caravana errátil que anduvo de un lugar a otro en busca de alimentos, bajo la conducción de un jefe o caudillo que acumulaba la totalidad de las funciones que podríamos llamar políticas, guerreras, religiosas, legislativas y judiciales, que por entonces y durante un largo período permanecieron indiferenciadas.
Esta forma primitiva de organización social obedeció primordialmente a propósitos de defensa común y de consecución de alimentos.
Fue la primera y más antigua manifestación de sociabilidad que en el curso de un larguísimo proceso de evolución, en que las costumbres cambiaron lentamente, dio lugar a formas cada vez más amplias y mejor estructuradas de organización social. Pertenece a la prehistoria, es decir, a la dilatada etapa de la vida humana anterior a la historia, que se la suele dividir en dos grandes eras: la edad de piedra y la edad de los metales. La primera, a su vez, se divide en paleolítica y neolítica, de acuerdo con la habilidad del hombre para labrar la piedra. La edad paleolítica se divide en inferior, media y superior. La edad de los metales, por su parte, tiene tres períodos: el del cobre, el del bronce y el del hierro.
Esta división toma como referencia —como una de las tantas referencias que se han adoptado para identificar y distinguir las eras de la prehistoria— la habilidad del hombre, en la sociedad primitiva, para moldear la piedra y los metales.
La horda fue parte de estas etapas prehistóricas. De la evolución de ella surgió el <clan y la unión de clanes formó la >tribu.