Palabra derivada del latín habitare, que significa habitar, con la que se designa, en <ecología, el lugar donde se desenvuelve la vida de una especie animal o vegetal. Es el conjunto de condiciones geofísicas que a ella rodean. Se compone del suelo, el aire, el agua, el clima, la fauna, la vegetación, el paisaje, la presión atmosférica, la altitud y latitud geográficas, la temperatura, la luminosidad del Sol, las estaciones y las demás condiciones físicas del entorno natural.
Algunos pensadores amplían el concepto e incorporan a él no solamente todo lo que se refiere al “medio físico” sino también algunos de los factores que forman el “medio social”. En este sentido, emplean la palabra hábitat tanto como opción alternativa a la expresión “región natural” de los geógrafos como al “área cultural” de que hablan los antropólogos.
Las vinculaciones entre las especies vegetales y animales, incluido el hombre, y el espacio físico que las sustenta fueron materia de investigaciones muy antiguas. Los pensadores de las viejas India y Persia, los astrólogos egipcios, los profetas judíos, los sabios de la antigua China, los más eminentes filósofos griegos, algunos de los padres de la Iglesia Católica, pensadores medievales y numerosos científicos contemporáneos se empeñaron en desentrañar los efectos que los entornos geográfico, telúrico y cósmico tienen sobre los seres vivos.
Modernos científicos e investigadores ambientalistas han levantado su voz de alarma por la depredación de la naturaleza causada por las actividades económicas del hombre y han planteado la necesidad de tomar medidas para impedir que continúe este proceso devastador. Cada año se destruyen 17 millones de hectáreas de bosques que son el hábitat para millones de especies animales y vegetales.
Con eso se rompe el equilibrio natural de los <ecosistemas y se deteriora la <biodiversidad.
Los científicos han llamado la atención acerca de los estragos que origina la industria, la agricultura y otras actividades económicas sobre el >medio ambiente y han instado a la sociedad a formar una conciencia ecológica dirigida a defender los ecosistemas e impedir que la agresión de las fuerzas productivas rompa los equilibrios naturales. Han propuesto, por ello, instrumentar el llamado <desarrollo sustentable, esto es, el aprovechamiento racional de los recursos naturales, de modo de causar el menor daño posible al entorno físico y de legar a las generaciones futuras un medio ambiente sano y fecundo.