Con la intermediación del latín euphemismus, esta palabra procede del griego euphemos (eu, bueno, pheme, phanai, hablar) y es una forma expresiva que sirve para encubrir, con palabras suaves, realidades duras.
La usan quienes desean “endulzar” sus expresiones, para lo cual acuden a palabras auspiciosas y rehúyen las ofensivas o que suenan mal. Es una especie de paráfrasis inventada por la delicadeza o la gazmoñería para decir cosas que, dichas de manera más directa, pudieran malsonar, ofender, afligir o molestar a quienes las escuchan.
Las expresiones eufemísticas se utilizaban con frecuencia en la vida política para presentar la cosas. Los gobiernos suelen anunciar que tomarán “medidas de ajuste” en lugar de decir que elevarán los impuestos o que subirán los precios de los bienes y servicios que están bajo su control. Dicen que “modificarán el tipo de cambio” para evitar hablar de devaluación monetaria. Según el profesor ecuatoriano Marcel Andrade, de la Universidad de Carolina del Norte en Asheville, es en los Estados Unidos de América donde se ha llegado a la mejor y más sutil utilización del eufemismo en la vida política y social, probablemente por la influencia de la moral puritana. Allí se dice “african-americans” por negros, “full figured” por gordos, “sexual preference” por homosexualidad, “sexual workers” por prostitutas. Se suavizan así realidades duras. Esto es lo politically correct allá, como parte de la hipocresía social y política. Así las cosas “suenan mejor”.
En realidad, aquello de lo “políticamente correcto” surgió en los círculos de la izquierda universitaria norteamericana a fines de los años 80 del siglo pasado con el propósito de eliminar en las manifestaciones culturales todo reflejo de dominación de una cultura sobre otras y de evitar herir las susceptibilidades de las minorías étnicas, culturales y sexuales de Estados Unidos. En las universidades y en los colleges esta conducta cobró inmediatamente la adhesión de los movimientos antirracistas y feministas. Allí se acuñó la expresión “politically correct”, que la prensa recogió y difundió. Pero se ha llegado a extremos casi ridículos en el manejo de los eufemismos. Algunos sectores comprometidos con la defensa de los animales han pretendido, por ejemplo, eliminar la palabra zoo, estimada como despectiva, y reemplazarla por la expresión “parques para la conservación de la vida salvaje”, y ciertas avanzadas feministas han tratado de eludir la palabra woman (mujer) por incluir la sílaba man, que significa “hombre”. En el tratamiento a los negros, mientras éstos se llaman a sí mismos blacks —recordemos el black power, consigna que se volvió a proclamar en la gran concentración de hombres negros reunida en Washington en octubre de 1995—, lo "políticamente correcto" es utilizar la expresión "african-americans", igual que en lugar de decir "indio" se aconseja decir "americano nativo".
En todo caso, el eufemismo es un elemento muy importante en la vida política de todos los países —sea en la comunicación de masas, en la difusión de mensajes, en las relaciones interpersonales— y, especialmente, en las relaciones internacionales, en las que esta forma de expresión ha llegado a ser el principal y más sutil instrumento de manejo diplomático.