Derivada de la expresión inglesa “stagflation”, que fue acuñada hace no mucho tiempo por los economistas norteamericanos —Paul Samuelson fue el primero en hacerlo— designa la combinación de estancamiento con inflación en un sistema económico.
El neologismo inglés se formó de la unión de las palabras stagnation e inflation y por imitación se acuñó también en castellano la expresión estanflación, que resulta de la contracción de los términos estancamiento e inflación.
La característica más sobresaliente de este fenómeno es el lento crecimiento de una economía, e incluso el declive de ella, con todos sus devastadores efectos sobre el nivel del empleo, y simultáneamente la elevación sostenida de los precios.
La estanflación fue la característica fundamental de la persistente <crisis que sufrió el mundo a partir de los años 80 del anterior siglo, cuyo factor detonante fue <deuda externa y cuyas causas se arrastraban desde antes, en que la inundación de dólares en los mercados internacionales a causa de la inconvertibilidad oro del dólar decretada por Estados Unidos en 1971 provocó una tremenda inflación mundial y la carrera alcista de los precios de las materias primas que no tardó en afectar al petróleo en 1973. Aquella fue una crisis cuantitativa y cualitativamente diferente de todas las anteriores porque tuvo una universalidad hasta entonces desconocida —puesto que afectó a todos los países de la Tierra sin importar su grado de desarrollo o su sistema político— y porque fue a la vez una crisis aguda y prolongada.
Esto obligó a inventar las nuevas palabras: stagflation en inglés y estanflación en castellano —aunque aún no ha sido aceptada por la Academia Española de la Lengua— para describir un orden de cosas inédito que es, al propio tiempo y paradójicamente, >recesión más >inflación.
Los economistas se desconcertaron ante el fenómeno. Recordemos que la crisis económica de los años 30 del siglo pasado fue definidamente recesiva. Entonces no hubo dudas. Las medidas a tomarse tenían una sola dirección: reactivar la economía. Pero en los años 80 la cuestión fue diferente. ¿Cómo combatir una crisis recesiva e inflacionaria? Las medidas para acometer la recesión suelen tener efectos inflacionarios y las medidas para conjurar la inflación resultan por lo general recesivas. Ahí está la dificultad de la estanflación.