La cornucopia (del latín cornu, que significa “cuerno”, y copia, “abundancia”) era entre los antiguos romanos el símbolo de la abundancia y el tributo a los dioses por las primicias de los frutos de la tierra.
Una de las leyendas mitológicas decía que la cabra Amaltea amamantó al dios Zeus recién nacido en Creta y que, pocos años después, cuando el niño Zeus rompió uno de los cuernos de su nodriza, el dios hizo que de él brotaran maravillosamente viandas, frutos y flores.
Eso convirtió a la rebosante cornucopia en el símbolo mitológico de la abundancia entre los antiguos romanos. El cornu amaltheae llegó a ser la imagen y expresión de la abundancia, la fertilidad, el bienestar y la riqueza, en una época en que los frutos de la tierra constituían la alimentación de los hombres. Y surgieron varias leyendas mitológicas respecto al cuerno de la abundancia.
En el anverso de la antigua moneda romana de oro acuñada entre los años 81 y 96 de la era cristiana —la denominada “aureus”, que valía 25 “denarios”— estaba la efigie del emperador Domiciano y un cuerno de la abundancia.
Ese simbolismo ha llegado hasta la actualidad. La cornucopia aún representa la abundancia, el bienestar y la riqueza. Varios Estados latinoamericanos —Colombia, Panamá, Honduras, Venezuela— han incorporado su imagen a sus escudos nacionales.