Se utiliza esta palabra para señalar los equipos de mando y de trabajo con que cuenta una organización política. Los cuadros están compuestos por sus dirigentes, organizadores e investigadores. En el siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, se llamaba partidos de cuadros a los de vieja estructura, formados por grupos de >notables en torno a un jefe, en contraposición con los modernos >partidos de masas.
En los viejos partidos los cuadros son su razón de ser. No se interesaron en incorporar a las masas a la acción política. Fueron partidos de espectro restringido. Sus manejos, en su mayor parte reducidos a las maniobras parlamentarias, hacían innecesaria la presencia de la masa. Unos cuantos notables se encargaron de llevar adelante al partido. En las organizaciones de masas la cosa es diferente. Su intención es regimentar grandes multitudes y conducirlas hacia la acción política.
Los partidos de cuadros y los de masas son simplemente partidos de épocas históricas distintas. Los primeros pertenecen a los tiempos de la política elitista y del sufragio restringido. Los segundos, a la irrupción de las multitudes en el escenario político y al advenimiento del sufragio universal.
Pero, en cualquier caso, la formación de cuadros es una de las responsabilidades más importantes de los partidos, porque los cuadros son en todos ellos los elementos del mando. De allí que, especialmente los modernos partidos de masas, hayan establecido institutos de capacitación política para preparar cuadros competentes de conducción, investigación y administración.