Palabra (compuesta de las voces latinas cosmos, “mundo”, y visio, “ver”) que designa la forma en que cada persona interpreta y valora los fenómenos del mundo y de la vida. Es el equivalente del alemán weltanschauung que señala con mucho mayor precisión el concepto. La cosmovisión implica la toma de una posición filosófica frente a todo lo existente. En virtud de ella cada persona establece de modo peculiar sus relaciones con sus semejantes, con la naturaleza y con la divinidad.
Toda >ideología política encierra una cosmovisión, es decir, una concepción global del universo, que por lo mismo implica para el hombre que la profesa una toma de posición ante la vida. La cosmovisión envuelve a la persona en todas sus facetas y le imprime una determinada manera de ser y un estilo de vida —y de muerte—, que le distinguen de las demás.
Hay dos grandes cosmovisiones: la materialista y la idealista. La primera sostiene que el mundo está compuesto exclusivamente por materia en diversos grados de evolución. Que lo que llamamos “espíritu” no es más que una forma especialmente sutil y evolucionada de la materia. El pensamiento humano, sus ideas, sentimientos, convicciones morales y expresiones psicológicas no son otra cosa que manifestaciones dimanantes del cerebro, o sea de la materia. Cuando el hombre muere y se descompone el cerebro termina todo.
El materialismo no admite la existencia de substancias eternas, trascendentales, sobrenaturales, como sostiene el idealismo. Tampoco la existencia de un ser supremo, omnisciente e intemporal. Sostiene que el mundo material que nos rodea, y del cual formamos parte, constituye la realidad primaria de la que dependen todas las cosas, incluido el pensamiento humano, que no puede existir independientemente de la materia. El pensamiento mismo, según este punto de vista, no es más que una manifestación de ella en un grado superior de evolución.
El >idealismo, en cambio, mantiene la tesis dualista sobre el mundo y el ser humano. Afirma que el universo está compuesto por dos sustancias: espíritu y materia. Estas sustancias, en el ser humano, son el alma y el cuerpo. La primera es intangible, eterna, trascendental. Es y vive independientemente de la materia. La segunda es perecible, temporal y tangible. Crece, declina y desaparece con el tiempo.
La concepción idealista afirma la existencia de un ser supremo, eterno, omnipotente y omnisciente, que conduce los destinos del universo.