Del latín coryphaeus, que significa “jefe”, fue el nombre dado al director del coro en las tragedias griegas y romanas. Después se amplió el término a quien llevaba la voz como representante del pueblo o iniciaba el diálogo con el protagonista en el teatro griego y romano. En los tiempos modernos se llama corifeo al actor principal de una ópera. Y en la vida política, por extensión, se usa esta palabra, generalmente con un dejo despectivo, para designar al jefe de un grupo de personas que forman en su torno un “coro” favorable a sus opiniones o bien al que es seguido de otros en una opinión, secta, movimiento o partido.