El dramaturgo español Tirso de Molina (1571-1648), en su célebre “El Burlador de Sevilla”, recogió la vieja leyenda del “convidado de piedra”. Según su libro las cosas ocurrieron así. Don Juan dio muerte al Comendador y años más tarde, ante la sepultura de su víctima, se burló y convidó a la estatua a cenar una noche con él. La estatua del Comendador se presentó para la cena y dijo a don Juan que venía a consumar su venganza porque dios “quiere que tus culpas a manos de un muerto pagues” y “así pagas de esta suerte las doncellas que burlaste”.
Este personaje de la obra de Tirso de Molina es el “convidado de piedra”.
En alusión a esta figura literaria se dice en la vida política que alguien es un “convidado de piedra” cuando tiene una presencia silente o cuando a alguien se le invita para que concurra a una reunión pero no se le permite opinar ni tomar decisiones.