Palabra recientemente inventada por los economistas para señalar los estudios e investigaciones relativos al consumo, desde la perspectiva económica. Consumir —de consumere, en latín— es destinar un bien a la satisfacción de una necesidad. Lo mismo si se trata de un consumo final, esto es, del destino de un bien a la satisfacción directa de una necesidad humana, que de un consumo intermedio, o sea de la incorporación de él a un proceso más elaborado de producción de bienes distintos, la esencia del concepto de “consumo” es que el bien utilizado se destruye con el uso natural y “legítimo” que de él se hace.
Generalmente la contabilidad nacional, al hacer el registro de las transacciones, no distingue entre los consumos finales y los intermedios. Hace una sola cuenta de todos e incluye en ella a los consumos de los hogares, las empresas industriales y las demás instituciones. Reúne en una sola cuenta la suma de los “consumos finales”.
La “consumática” es el estudio sistemático de la operación económica del consumo y de sus efectos sobre la economía general de un país, sobre la distribución social de la renta nacional y sobre la modelación de un tipo dado de sociedad.