En su acepción general, es la persona que se encarga de gestionar, en nombre de otra, algún negocio o actividad. En su acepción política, es cada uno de los grandes electores de un sistema eleccionario indirecto.
El caso más conocido es el de los Estados Unidos de América. Por mandato de la Constitución federal, las elecciones presidenciales son indirectas puesto que los electores de primer grado —los ciudadanos— votan por un colegio electoral integrado por más de quinientos compromisarios que se encarga de elegir al Presidente y Vicepresidente de la República, en elecciones de segundo grado.
En efecto, el Art. 2 de la Constitución federal dispone que “cada estado nombrará, en la forma que prescribe su legislatura, un número de compromisarios igual al número total de senadores y representantes que el estado tenga derecho a enviar al Congreso” y que “los compromisarios se reunirán en sus respectivos estados y por medio de papeletas votarán por dos personas, de las cuales por lo menos una no será vecina del mismo estado. Se hará una lista de todas las personas por quienes se hubiere votado, así como el número de votos que cada una obtuviere. Los electores firmarán y certificarán esta lista y la remitirán sellada a la sede del Senado. En presencia del Senado y la Cámara de Representantes el presidente del Senado abrirá todos los certificados y se procederá entonces a hacer un escrutinio de los votos. Será presidente la persona que obtuviere mayor número de votos si dicho número fuese la mayoría del número total de compromisarios nombrados; si más de una persona obtuviere tal mayoría y reuniere el mismo número de votos, entonces la Cámara de Representantes, por medio de papeletas, elegirá inmediatamente de entre ellas al presidente”.
De esta manera el día de las elecciones —el primer martes de noviembre, cada cuatro años— los ciudadanos de cada estado eligen un número de compromisarios equivalente al total de senadores y representantes que tiene derecho de enviar al Congreso de la Unión. Estos grandes electores se reúnen en sus respectivos estados unas cinco semanas después de las elecciones generales y votan en papeletas separadas para presidente y vicepresidente. Los votos obtenidos por cada uno de los candidatos se remiten a Washington y el Congreso, en sesión conjunta de ambas cámaras, hace el escrutinio. Es preciso anotar que los electores de primer grado —los ciudadanos—, al votar por los compromisarios, saben que están votando por un determinado candidato presidencial puesto que éstos se han comprometido de antemano a elegirlo. Cada uno de los partidos exhibe ante el electorado primario una lista de compromisarios, quienes tienen el compromiso de votar por el candidato presidencial del partido, de modo que los ciudadanos tienen la seguridad absoluta de la dirección de los votos de los compromisarios y así la elección presidencial se decide el día en que se elige a éstos.