Es una expresión que se origina en los tiempos de la >Inquisición. Hoy se ha vuelto de uso común. Se dice que se le ha colgado un sambenito cuando a alguien se le ha infamado o sometido a la vergüenza pública. El sambenito era en los tiempos de la Inquisición un capotillo penitencial de color negro o amarillo, con la cruz de san Andrés pintada en diagonal y con varias alegorías satánicas, que llevaban los penitentes condenados por el Tribunal del Santo Oficio como ignominia por sus pecados. Quienes vestían el sambenito negro estaban condenados a la hoguera. Los otros, reconciliados con la Inquisición, al deshonor. En ambos casos el sambenito era señal de que una persona había comparecido ante la Santa Inquisición por sus pecados y, con este distintivo, quedaba sometida a la vergüenza pública para que todos la distinguieran y conocieran.
Recibía también el nombre de sambenito el letrero que se colgaba en las iglesias con el nombre y castigo de los penitenciados para someterlos a la afrenta pública.
La frase “colgar un sambenito” significa hoy, en sentido figurado, someter a alguien a la infamación o descrédito públicos, a fin de que la sociedad lo aparte.
Según Sebastián de Covarruvias en su "Tesoro de la Lengua Castellana o Española" (1611), el sambenito es la “insignia de la Santa Inquisición que se echa sobre el pecho y espaldas del penitente reconciliado”. La palabra sambenito es nombre abreviado que proviene de saco benedicto, que era en la primitiva iglesia el saco o cilicio, aceptado por el obispo o el sacerdote, con que se vestían quienes hacían penitencias públicas.