Esta palabra proviene de canonje y ésta del provenzal canonge, que significa “canónigo”. En su sentido eclesiástico, canonjía quiere decir prebenda o privilegio propio de un canónigo —canonicatus, beneficium canonici— por el cual éste recibe una renta y pertenece al cabildo de iglesia catedral o colegial. Canónigo es el clérigo que disfruta de una canonjía. Suele decirse, en el ambiente eclesiástico, “vida de canónigo” para significar que alguien vive bien.
Por extensión la palabra significa privilegio injusto o empleo de poco trabajo pero bien remunerado, sinecura, prestamera.
La distribución de canonjías es frecuente en la vida política y la hacen entre los partidarios de la candidatura ganadora quienes con frecuencia utilizan el llamado >“sistema del botín” cuando llegan al poder.