Fue, originalmente, la doctrina del teólogo francés y ciudadano ginebrino Juan Calvino (1509-1564), uno de los grandes reformadores del cristianismo europeo. Como su doctrina puso especial énfasis en la moralidad, por extensión se llamó calvinismo a la actitud extremadamente austera y rigurosamente ética que asume una persona en su vida pública y privada.
Calvino, seguidor del teólogo alemán Martín Lutero (1483-1546) en el movimiento de rebeldía contra la jerarquía eclesiástica de Roma que se conoce con el nombre de la reforma protestante, a principios del siglo XVI, compendió su pensamiento teológico en su célebre obra Institutio Christianae Religionis (Instituciones de la Religión Cristiana) publicada en Basilea en 1536, en la que impugnó la autoridad del papa y de la jerarquía eclesiástica sobre los creyentes, defendió la libertad de éstos en su vida religiosa, sostuvo que el deber de los cristianos era preocuparse de las cuestiones espirituales y no temporales, se adhirió a la tesis de Lutero de que cada creyente es su propio sacerdote y de que no necesita someterse a la tiranía de Roma, preconizó que la Biblia es la única fuente de la fe, conservó sólo dos sacramentos: el bautismo y la comunión (pero sin admitir la transustanciación ni la presencia real), suprimió las ceremonias, los cuadros, las esculturas y los ornamentos en el ejercicio del culto, combatió la autoridad temporal de la Iglesia católica, la riqueza y los privilegios del clero y estableció un código de conducta moral terriblemente austero y exigente.
Pero lo que determinó el uso actual de la palabra calvinismo para significar sobriedad de costumbres y exagerada severidad ética en la vida privada y pública, fue el régimen de intransigencia que Calvino impuso en Ginebra a partir de 1542, en que ejerció poderes verdaderamente tiránicos sobre la vida pública y privada de los ciudadanos, dictó leyes severas para la organización social y vigiló con fanatismo la conducta moral y hasta la manera de vestir de las personas. (>luteranismo, >puritanismo)