Los contactos internacionales entre los partidos liberales y radicales europeos datan de la primera mitad del siglo XIX. En 1823 los liberales franceses, italianos, ingleses y españoles expidieron un documento común denominado “Plan des Libéraux pour recommencer la révolution”. En la primera mitad del siglo XX los partidos liberales de Europa promovieron su internacionalización por medio de encuentros y asociaciones que trascendieron las fronteras nacionales. Por iniciativa de los liberales franceses se estableció en 1924 en Ginebra “L’Entente internationale des partis radicaux e des partis democratiques similaires” y en 1946 los partidos liberales de Bélgica, Inglaterra, Francia, Dinamarca, Holanda, Suiza, Suecia, Italia y los liberales en el exilio de España expidieron la Declaración de Bruselas, en la que reafirmaron su fe en la libertad espiritual del hombre, su repudio a las formas de gobierno reaccionarias o totalitarias, su confianza en el sistema democrático, el convencimiento de que la supresión de la libertad económica lleva inevitablemente a la destrucción de la libertad política, su adhesión a los principios de la iniciativa privada y de la libre empresa, el apoyo al irrestricto intercambio internacional de bienes y servicios, la supresión de toda clase de barreras en el comercio internacional y la libre circulación de personas y capitales dentro y fuera de los países.
Con estos antecedentes, en abril de 1947 se fundó en Oxford la Internacional Liberal de la que formaron parte 19 agrupaciones políticas de esta tendencia de diversos países. Uno de los inspiradores de la iniciativa fue el escritor, político y diplomático español Salvador de Madariaga (1886-1978), a la sazón exiliado en Londres a causa de la tiranía franquista, quien fue el primer presidente de la organización.
En esa oportunidad se expidió, en defensa del credo liberal, un manifiesto que sustentaba los siguientes principios: el hombre es un ser dotado de la capacidad de distinguir lo correcto de lo equivocado, el Estado tiene un valor meramente instrumental al servicio de las libertades individuales, el sistema de inhibiciones estatales en la economía abre las posibilidades del progreso, el capital y el trabajo son elementos complementarios en el proceso de la producción, la colaboración entre empleadores y empleados es necesaria, la capacidad reguladora del mercado sobre el proceso de la economía es uno de los principios del liberalismo, deben abatirse las barreras arancelarias que impiden el libre flujo de bienes y servicios entre los países, la voluntad de la mayoría es la base de la democracia.
En tal documento se reafirmó que el respeto a la libertad de las personas para asociarse o no asociarse es uno de los fundamentos del sistema, lo mismo que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el derecho de propiedad individual, el afán de lucro, la iniciativa privada, la libre competencia en el mercado y los otros valores propios de la ideología liberal.
El manifiesto combatió frontalmente todas las formas de <estatismo que amenazaban extenderse por Europa occidental después de haber implantado su dominio en los países eurorientales. La condenación liberal se dirigió incluso contra las ideas keynesianas, en boga por esos años, que propugnaban la intervención del gobierno en la economía, el incremento del gasto público, el aumento de los salarios, la expansión de la demanda agregada y la tesis del pleno empleo.
Pero la Internacional Liberal no tuvo por entonces mucho éxito. A medida en que el >liberalismo perdió terreno en la aceptación pública ella decayó hasta su casi completa inacción. Sus congresos anuales no alcanzaron trascendencia alguna. Tampoco tuvieron mayor acogida sus documentos ideológicos. Sin embargo a partir de los años 90 del siglo pasado, con la reactualización de las tesis liberales que bajo el nombre de >neoliberalismo se extendieron por el mundo, se ha producido una cierta rehabilitación de la Internacional Liberal, que se ha constituido en un foro de discusión de opiniones, intercambio de experiencias políticas y promoción de la economía de libre mercado.
Hasta el congreso Noorwijk de 1996 ella agrupaba a setenta partidos de varios continentes, entre miembros de pleno derecho y observadores. Sin embargo, su eurocentrismo era evidente. La participación de América Latina y de otros continentes era muy limitada.
Del 27 al 30 de noviembre de 1997 se reunió en la ciudad de Oxford el 48º Congreso de la Internacional Liberal con la concurrencia de numerosos partidos liberales de Europa, América Latina, Asia y África, presididos por el parlamentario holandés Frits Bolkestein, presidente de la I. L., para afrontar las responsabilidades y retos del próximo milenio.
El congreso ratificó su adhesión a los principios proclamados cincuenta años antes, en el manifiesto liberal de 1947, y los complementó en el marco de un nuevo manifiesto con la condenación de las ideologías totalitarias, fundamentalistas, xenófobas o racistas; el rechazo a las discriminaciones de sexo, religión, etnia, edad, preferencias sexuales o inhabilidades personales; la reafirmación de su adhesión a la libertad, a la responsabilidad, a la tolerancia, a la justicia social y a la igualdad de oportunidades, que son los principios sobre los cuales debe levantarse toda sociedad abierta; la ratificación de su fe en el mercado libre, en las leyes que lo rigen, en la empresa privada y en la subsidiaridad del Estado como los instrumentos más eficientes para distribuir el bienestar; y el respaldo a la consolidación de una economía internacional abierta en el marco de la <globalización.
Los 475 delegados al congreso de Oxford, en representación de los partidos liberales y radicales de varios continentes, saludaron el retorno y la aplicación de los principios liberales en un creciente número de países y adoptaron la Agenda Liberal para el siglo XXI en la que señalaron los diez desafíos a los que deberá responder el movimiento internacional liberal en los próximos cincuenta años.
Ellos son:
1) extender la democracia liberal en el mundo como modelo de organización política,
2) abolir la violencia y promover un sustentable, seguro y equitativo orden mundial,
3) mejorar las prácticas democráticas en sociedades mejor educadas y con gobiernos representativos,
4) eliminar las tensiones entre la soberanía estatal y las libertades individuales,
5) aliviar la pobreza, el desempleo y las exclusiones sociales,
6) luchar contra la antigua falsa idea de que la felicidad de las personas es responsabilidad de los gobiernos,
7) reconocer los deberes que las actuales generaciones tienen en el mantenimiento y renovación del medio ambiente en beneficio de las que vendrán después,
8) impulsar el progreso científico y tecnológico y evitar el mal uso de sus innovaciones y su impacto negativo sobre la sociedad y la naturaleza,
9) crear mercados libres en sociedades abiertas como el mejor medio para alcanzar la prosperidad, y
10) promover el desarrollo de los países ricos y pobres a través del comercio libre.
El congreso es la máxima autoridad de la Internacional Liberal, se reúne una vez por año y se integra con los representantes de todos los partidos miembros. Las autoridades ejecutivas de ella son el presidente, los cinco vicepresidentes, el secretario general y tres tesoreros. El bureau se forma con el presidente, el deputy president, el past president, los cinco vicepresidentes, los tres tesoreros, el secretario general y el presidente del comité de los derechos humanos. Tiene además, como cargos honoríficos, los presidentes de honor, los patrons y alrededor de 55 vicepresidentes honorarios.